My Bed 1998 Tracey Emin born 1963 Lent by The Duerckheim Collection 2015 http://www.tate.org.uk/art/work/L03662

Tracey Emin es una artista consagrada nacida en Inglaterra en 1963. La caída de los ingresos a los que su familia estaba acostumbrada provocaron cambios en su vida desde la niñez, “así me fui haciendo más fuerte” afirmaba la artista en un libro dedicado a su violador: “Strangeland”. Perteneció al reconocido grupo de artistas Londinenses “Young British Artist” a los que apoyó y promovió la galería Saatchi desde 1992. El artista más conocido es Damien Hirst, al igual que el resto de artistas destaca por su originalidad al incorporar materiales inusuales y animales en sus obras de arte. Una elección similar ya había sido tomada antes por Picasso y Braque al incorporar materiales propios de lo que estaban representando en la propia obra. En este momento se seguía adoptando el formato de cuadro, que a mediados de 1900 estaba bebiendo del contexto histórico, cultural y tecnológico de aquel entonces. Son varios los hitos que rompen con el pasado, desde el desastre del crack del 1929 en Estados Unidos, Inglaterra queda sumida en una grave crisis económica. En el 35 “la liga de las naciones” en la que se encontraba Inglaterra se preparaba para enfrentarse a Hitler, quién había incumplido las normas de “la liga”. Inglaterra estaba perdiendo sus colonias, los conflictos con Irlanda y Egipto estaban apretando en el gobierno. En 1972 el ejército inglés mató a 13 manifestantes provocando aún más contrastes en las preferencias del pueblo. Al año siguiente Inglaterra ingresa en la Unión Europea. La caída del muro de Berlín, el derrumbamiento de la Unión Soviética… Todos estos hitos reflejan los desacuerdos y las diferencias que había en la sociedad. En el arte se ha estado intentado reflejar esta visión del propio ciudadano desde aquel cubismo en el que incorporaban las formas innovadoras.

En todo occidente se intentaba reflejar la mirada dolida, el sufrimiento y la precariedad de diferentes formas. ¿Por qué? Porque las reglas que apoyaban la concepción de la obra de arte estaban variando, las personas buscaban nuevos límites que franquear. El concepto de artes visuales, surge a partir de la segunda guerra mundial gracias al trabajo de algunos artistas europeos que emigraron a Nueva York.

Marcel Duchamp fue pionero en este estilo, dando cabida a diferentes concepciones del arte en si mismo con sus Ready-Mades. En este momento quedó en incógnita incluso la autoría de la obra. El artista pasó de ser un productor de objetos artísticos para su contemplación o enseñanza a productor de ideas. Es el momento en el que se comienza a abrir la mente en general y a expresarse utilizando cualquier técnica plástica, lingüística, sonora… incluso su ausencia. Se trata de mostrar lo que está de moda o lo que el artista quiere que esté de moda, que se escuche, a lo que se le preste atención. Las guerras, represiones… se puede decir que el sufrimiento vivido abre mentes y despierta el interés por saber qué dice un artista, por qué lo dice y lo que esto conlleva desde el punto de vista del espectador.

Tracey Emin no solo es una mujer, artista y valiente, sino que ha sabido encajar su razón más contrastada con la razón de la población. Siendo inseparables su forma de ser y sus obras.

“My Bed” es una instalación física, en la que se diferencian un colchón, ropa de cama, almohadas y varios objetos. Las dimensiones de la pieza son variables. Ha sido finalista para el premio Turner, se ha vendido en diferentes ocasiones y actualmente corresponde a Cristian Duerkheim por 3,2 millones de euros, quién la ha cedido al Tate. Alcanza esta cifra por ser un icono de los 90. Con una imagen de la exhibición se puede observar que es una obra física, que gira entorno a Londres y que están dialogando placer y sufrimiento en el tiempo, “la cama se mueve” afirma la artista. Utilizando la metáfora hace partícipe al espectador de su obra envolviéndole en un escenario y metiéndose en su mundo. Se compara con las pinturas de Francis Bacon, afirma (enlace vídeo bibliografía) que es como si hubiera una persona. Cuatro días en cama tras una dolorosa situación sentimental es lo que narra la artista de la obra, pero el historiador de arte Martin Kemp, ha estudiado la obra y afirma que las arrugas de los tejidos que ahí aparecen no responden a la historia que narra la artista. Poniendo así en duda su sinceridad y sus valores.

Si Tracey aúna su vida y obras, quizá el valor de la persona esté en regla directa con el valor de la obra. “Soy una alcohólica obsesionada conmigo misma” me lleva a pensar en las diferentes personas que también han vivido situaciones de sufrimiento no voluntario, se busca una desinhibición a corto plazo de la realidad, porque después de esos días quién realmente ha sufrido es el cuerpo de la persona. ¿Es un reflejo de la sociedad? ¿Hasta dónde podemos llegar? Quizá debiéramos darle una vuelta de rosca a la cama y llevarla a la calle, pues si muchas personas se identifican con esta situación ¿por qué los problemas de la puerta hacia fuera son menores o menos importantes?. Esta obra me impulsa a ser yo, a ser libre, a superarme y sobretodo a empatizar con esas personas que están en estos momentos en esa situación, en la que buscas tu alma, tu esencia. El camino hacia la comprensión y el encuentro personal no está en una cama, ni en unas botellas de alcohol, pero la ayudaron a llegar al extremo, y en los extremos solamente nos encontramos con nosotros mismos. Después de franquear un límite queda la esencia y lo que ésta nos enseña.

¿Dice la cama de Tracey lo mismo que el urinario de Duchamp?

El arte hay que sentirlo, “si quieres puedes”. La fuerza reside en la mente y las mentes mueven el mundo.

Desde mi punto de vista creo que esas fuerzas residen en las pasiones, en el entusiasmo, sea en la rama del conocimiento que sea, artes, ciencias, música o poesía. Es el entusiasmo real en todas sus facetas.

“Arte es lo que se denomina arte y por lo tarto lo puede ser cualquier cosa”

                                                                                             Marcel Duchamp

 

 

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